Los primeros mineralogramas, ya en uso en América en los años 70, utilizaban una tecnología con una técnica de espectrometría de masas en boga en la mineralogía de aquella época también para el análisis de rocas lunares y análisis de los metales para los cascos de los Shuttle y de los aviones militares. Despuès se ha utilizado como tecnología también en la medicina para el análisis de los minerales del cabello humano o del pelo de los animales.
El cabello, de hecho, actúa como una especie de roca, estratificando en su interior todas las toxinas, minerales y metales que expulsaremos durante la vida. Gracias a una tecnología que puede medir las coherencias de los metales en los cascos de un avión militar, también puede medir la estratificación de minerales y metales en el cabello humano.
Hoy en día todavía hay laboratorios que analizan el proceso de estratificación a través de estas tecnologías más antiguas, pero durante años se ha desarrollado una tercera generación de BioTest que utiliza otros métodos para el análisis de mineralograma.
El antiguo mineralograma indica una dosis de metales y minerales contenidos en el cabello, allí donde el cuerpo está expulsando estos elementos. Pero debemos deducir que cantidad contiene el organismo, pero ningún mineralograma dice exactamente eso.
Entender, a través del viejo análisis de minerales, cuales de los metales tóxicos deben ser eliminados (porque muy altos en el cuerpo), y caules minerales humanos deben integrarse (porque demasiado bajos), no es posible basándose en el “análisis del cabello con la vieja técnica, ya que el cabello sólo ofrece sólo una información relativa a “la expulsión de los metales”. Así que saber que tengo arsénico en el cabello en una cantidad de 5 mg, no me da información sobre la concentración de arsénico en el interior del cuerpo; Yo podría tener otros 20 mg, o también cero porque ya los he eliminado todos del resto del cuerpo.
La tercera generación de los Daphne BioMetaTest, en cambio, analiza el tejido humano, teniendo en cuenta la biofrecuencia, un concepto recientemente utilizado en la medicina funcional, que es la base de las nuevas técnicas integradas de la naturopatía y la medicina holística. Saber si un metal “resuena” en un cierto porcentaje en el cuerpo nos da una mayor indicación de su presencia o de sus daños en los órganos, respeto a saber en que concentración está presente en el cabello.
Para dar un ejemplo práctico es como si quisiéramos determinar la cantidad de residuos que tiene en su interior una fábrica, analizando sólo el contenido de los contenedores afuera al final del día. Ciertamente podría hacerme una idea, pero si los contenedores están llenos, tal vez en la fábrica no habrá residuos. Así que si el cabello está lleno de mercurio, tal vez el cuerpo haya expulsado todo el mercurio que tenía antes; si en el pelo no está presente el Cadmio, eso no significa que en el resto del cuerpo no está presente cadmio. En pocas palabras, la vieja tecnología del mineralograma es encantadora, pero al final mide, de manera científicamente impecable, una parte del tejido del que dificilmente podemos deducir la verdadera cantidad de metales y minerales en nuestro cuerpo.
La nueva tecnología de tercera generación patentada por los laboratorios de Daphne, a pesar de medir biofrecuencia y no los miligramos, resultaría ser la que más se acerca a la realidad también para el desarrollo de un protocolo de bienestar para la eliminación de metales tóxicos y una correcta integración adecuada de los minerales necesarios.